el caracol manzana

cargol poma

Los caracoles manzana se han convertido en uno de los habitantes más comunes en nuestros acuarios. Su gran tamaño y llamativa coloración son bien apreciadas, pero sobre todo la fama de su predilección por las algas y su respeto por las plantas a diferencia de la mayoría de los caracoles, son los responsables del creciente interés por estos animalitos.

Sin embargo, existe mucha información que no conocemos acerca de los caracoles manzana, como que existen varias especies en su gran familia; y alguna de gran importancia como el hecho de que algunas de éstas son devoradoras de plantas. Y curiosamente, al contrario de la gran mayoría de caracoles, el caracol manzana no es hermafrodita, existen sexos separados. Y para terminar de hacerlo aún más especial, las hembras de algunas especies no ponen los huevos dentro del agua. Pero si además os dijera que respiran tanto dentro como fuera del agua y que son capaces de hacer trampas para capturar su comida «sin duda os sorprenderá aún más» ¿verdad que es un animalito interesante? Vamos a conocerlo mejor.

Los caracoles manzana son moluscos gasterópodos y pertenecen a la familia Ampullaridae, dentro de la cual existen varios géneros y especies. Los géneros reconocidos más importantes son: Lanistes, Afropomus, Saulea y Pila, originarios de África, y Pomacea, Marisa, Asolene y Felipponea, procedentes de América.

Además de las especies del conocido género Pomacea, actualmente se pueden encontrar en ocasiones a la venta algunas especies, como el hermoso Marisa cornuarietis, el «caracol cuerno de carnero», cuya concha de gran tamaño, recuerda al cuerno de este animal.

Pero vayamos a la especie que más interés despierta, Pomacea bridgesii. Además de ser conocido normalmente como «caracol manzana» por su tamaño, en otros países recibe el nombre de «caracol dorado» o «caracol misterio».

Habita la región tropical de la cuenca del Amazonas, prefiriendo aguas lentas con corrientes suaves. Su especial adaptación que combina pulmones y branquias, le permite vivir en aguas pobres en oxígeno como charcas y lagunas de poca profundidad. Incluso es capaz de sobrevivir a períodos de sequía enterrado en el fango, gracias a su capacidad de respirar aire y al opérculo que sella su concha evitando la pérdida de humedad.

DESCRIPCIÓN:
La concha de esta especie de caracol manzana posee unas cinco vueltas y crece durante toda su vida, llegando a medir unos 40-70 mm de diámetro. Está formada por varias capas, la superficial es una fina capa proteica que contiene varios pigmentos y es la que da color al caracol. Bajo ella se encuentra una capa de carbonato cálcico, de color blanco, que es la responsable de la dureza de la concha. Las uniones de las espirales forman ángulos de 90º muy marcados con respecto a la concha, como se puede ver en la imagen.

Esta es una característica importante, puesto que sirve para diferenciar al P. bridgesii de otras dos especies del mismo género muy similares, que sí devoran las plantas del acuario y que en ocasiones se pueden encontrar a la venta en las tiendas de peces.

Estas dos especies son: Pomacea canaliculata y Pomacea paludosa, y como hemos comentado antes, además de un poco por la forma general de la concha, se diferencian de P. bridgesii principalmente por no tener estos ángulos rectos tan identificativos. P. canaliculata presenta ángulos agudos en las uniones de las espirales, es decir, en lugar de ser planos están inclinados hacia dentro como si fuera un canal (de ahí viene su nombre); mientras que P. paludosa tiene una forma más de globo, y los ángulos de las espirales son mucho más abiertos, mayores de 90º.

Como curiosidad, los huevos de P. canaliculata cuando se secan son de color anaranjado intenso, mientras que los de P. bridgesii son rosados.

Afortunadamente para nosotros, en las tiendas la mayoría de los caracoles manzana que se encuentran a la venta serán el apreciado P. bridgesii, aunque no está de más saber esos pequeños consejos para diferenciarlos de sus primos devora-plantas. Eso sí, no debemos fiarnos nunca del color de la concha a la hora de identificar a los caracoles manzana, pues existen tanto P. bridgesii como P. canaliculata de coloración salvaje y dorada. Aquí os pongo una foto para compararlos.

El color de la concha en los ejemplares salvajes varía entre el marrón-verdoso y el marrón oscuro casi negro, en ocasiones pueden presentar rayas más oscuras sobre fondo claro. Sin embargo, se han obtenido diversas variedades por selección, entre ellas la que la que lo ha hecho famoso en acuariofilia, la variedad dorada. Ésta presenta una concha de color amarillo-anaranjado y el cuerpo de color amarillento pálido, muy claro. Prácticamente la totalidad de caracoles manzana que se encuentran a la venta pertenecen a esta variedad, siendo bastante raro encontrar alguno de coloración salvaje. Éstos suelen presentar el cuerpo y la concha oscuras, pues en la naturaleza les sirve para mimetizarse mejor con su entorno, aunque algunos tienen una concha de color marrón claro con rayas más oscuras, son los llamados variedad «rayada» o «castaña».

Y entre las nuevas variedades obtenidas están los hermosos Pomacea bridgesii azul e ivory (marfil). Los caracoles azules presentan la concha blanca-transparente y el cuerpo de color negro, que al transparentarse a través de su concha, hace que el caracol tome una coloración azulada. Los caracoles marfil también tienen la concha blanca-transparente, pero al contrario que los azules, su cuerpo es de color pálido.

El blando cuerpo de los caracoles manzana posee una protección, el opérculo, que es una lámina córnea con la que el caracol puede cerrar la apertura de la concha, evitando ser devorado o molestado. El opérculo además, le sirve también para sellar su concha evitando la deshidratación, y pasar los largos meses de sequía enterrado en el fango.

El caracol posee dos pares de tentáculos, el par más pequeño son los labiales, a ambos lados de la boca, y el otro par son los largos tentáculos (incluso más que su cuerpo) que utiliza tanto para localizar la comida como para «sentir» los objetos que le rodean y así poder desplazarse por su entorno con facilidad.

Sus ojos no le permiten una visión nítida, ni tan siquiera apreciar los colores. Parece ser que le ayudan a diferenciar la intensidad de luz (día-noche) y buscar zonas oscuras en las que refugiarse.

Como ya hemos comentado antes, una de las peculiaridades del caracol manzana es que posee una branquia y un pulmón, pudiendo obtener el oxígeno tanto del agua como del aire. Para poder extraer el oxígeno del agua, el caracol bombea el agua a través de su branquia y la expulsa a través de una especie de abertura similar a un sifón en su parte derecha. En los ejemplares jóvenes y de concha fina o clara se puede apreciar perfectamente a través de la concha, cerca del pulmón, una zona más oscura que realiza un movimiento de bombeo para pasar el agua a través de la branquia.

El pulmón del caracol manzana es una adaptación para vivir en aguas pobres en oxígeno y sobrevivir a la sequía. Es relativamente grande y está cubierto de gran cantidad de vasos sanguíneos. Si la concha del caracol es fina o de color pálido podemos verlo a través de ella como una zona de color más claro, aunque esto se nota estupendamente en los marfil, se aprecia bastante bien en el caracol dorado de la fotografía.

El caracol puede expulsar rápidamente el aire de su pulmón gracias a un esfínter. Esto es de gran ayuda cuando detecta un peligro estando cerca de la superficie, expulsando rápidamente parte del aire contenido en su pulmón para así poder descender más rápido al fondo, donde estará más seguro. Al expulsar el aire, reduce su flotabilidad al tiempo que se acelera su velocidad de descenso.También podemos apreciar como libera estas burbujas de aire al tocar o molestar a un caracol que está en el fondo.

A veces es posible observar al caracol flotando en la superficie del agua (sobre todo cuando lo sacamos del agua y lo volvemos a meter) debido a que ha llenado demasiado el pulmón de aire. No debemos confundirlo con un caracol muerto que se queda flotando, es algo del todo normal.

El pulmón del caracol se llena de aire gracias a un órgano especial, el sifón. El sifón es un tubo elástico situado en la parte izquierda, que sólo se puede apreciar cuando el caracol lo despliega para respirar. Es tremendamente flexible y se puede extender hasta más del doble de la longitud de la concha en caso necesario, aunque generalmente no lo extienden en toda su longitud y prefieren acercarse hasta el borde de la superficie para respirar. El sifón es de gran utilidad en su medio natural para evitar ser demasiado visibles a los depredadores aéreos, pudiendo tomar aire permaneciendo escondidos varios centímetros por debajo de la superficie.

El caracol, a través del sifón, llena de aire su pulmón mediante un movimiento de bombeo con ayuda de su cabeza, metiéndola y sacándola ligeramente. Ciertamente es un proceso muy curioso de observar.

MANTENIMIENTO:
Como caracol tropical que es, la temperatura ideal del agua estaría entre los 20 y los 27ºC. Su actividad aumenta en relación a la temperatura, mostrándose bastante inactivo a 18ºC. Del mismo modo, al mantenerlo en un acuario de agua caliente se acelera su metabolismo, acortando su ciclo de vida.

En un acuario de agua fría vivirán más tiempo, pues tendrán algunos meses de reposo, aunque se reproducirán preferentemente en verano, cuando la temperatura se acerque a los 25ºC.

Prefieren aguas con pH 7 o superior, aunque toleran desde 6,5 a 8. En aguas ácidas, su concha se empieza a disolver. Algo realmente importante para ellos es que necesitan aguas que no sean demasiado blandas, pues es imprescindible para ellos el carbonato de calcio para construir su concha. En aguas muy blandas pueden tener dificultades para formarla.

Como hemos comentado al principio, la última y fina capa que recubre y da color a la concha, en cierto modo «protege» a la capa inferior de carbonato cálcico. Esta fina capa, en los caracoles más viejos se va deteriorando de forma natural, dejando al descubierto la capa blanca de carbonato cálcico. Por eso los caracoles viejos pueden presentar pequeñas rugosidades y agujeritos en la concha, que además al ir perdiendo los pigmentos de la capa externa, se va tornando blanco-amarillenta, pero es un proceso del todo normal y no debemos preocuparnos.

Por ese motivo, los ejemplares jóvenes no suelen presentar este problema en su concha, además de que sus colores son mucho más intensos, pues la fina capa externa protectora está sana y los protege. Cuando crecen, esta capa proteica que recubre la concha se va desgastando, y puede llegar a verse la capa blanca de carbonato cálcico que se encuentra debajo, como en la foto de arriba. Esto no supone ningún problema para el caracol, a no ser que se encuentre en agua con pH menor de 7, entonces, la capa de carbonato cálcico queda desprotegida, se puede empezar a disolver y aparecen agujeros.

El mayor problema para el caracol serían los agujeros que dejan al descubierto parte de sus órganos internos. Esto también puede ocurrirle en una caída al fracturársele la concha. En los casos más graves, el caracol puede tener problemas para llenar de aire su pulmón, algún daño interno o incluso ser mordisqueado por los otros caracoles. Pero los caracoles pueden reparar su concha desde dentro, formando una capa interna de calcio y sellando los agujeros. Por tanto, no debemos preocuparnos si vemos estos agujeritos o desgastes en las conchas de los caracoles viejos. Un caracol con la concha dañada (bien por el bajo pH o por una caída) puede reconstruirla y tapar los agujeros con una capa interna de carbonato cálcico, pero siempre que el pH y la dureza del agua sea la adecuada. Eso sí, la capa externa no puede repararse, por tanto una vez tiene este aspecto «desgastado», así se quedará.

Para facilitar que el caracol pueda formar correctamente la concha, el pH no debe ser ácido, y a ser posible en aguas muy blandas, intentaremos subir la dureza añadiendo conchas trituradas, alguna piedra caliza, e incluso un trozo de esqueleto de sepia o un bloquecito de calcio para tortugas. Obviamente, esto se hará si los habitantes del acuario no precisan de agua excesivamente blanda. De todas maneras, los caracoles ayudan a bajar la dureza, al tomar los carbonatos del agua. En un acuario pequeño con varios caracoles puede llegar a notarse esta bajada, aunque en uno grande generalmente no se aprecia.

Hemos comentado antes que los caracoles manzana necesitan respirar aire, por lo tanto, deberemos dejar espacio para que puedan hacerlo. Un detalle importante es que las hembras depositan los huevos fuera del agua, y si queremos reproducirlos necesitan para ello un espacio de al menos 5-10 cm entre la superficie del agua y la tapa del acuario.

Otro detalle a tener en cuenta es que a veces los caracoles realizan fugas nocturnas, por lo tanto si no queremos encontrarnos al caracol fuera del acuario por la mañana, procuraremos cubrir las rendijas por donde puedan escapar con rejillas.

En mi experiencia personal, nunca he tenido ningún caracol macho que escapara del acuario; hasta las crías las he mantenido en táperes y acuarios destapados; pero por desgracia, una hembra que salió del agua para desovar se equivocó de camino y cayó al suelo. El problema no suele estar en que se deshidraten, pues son capaces de sobrevivir varias horas fuera del agua, sino que se fracturen la concha al caer y sufran un daño interno, como el triste final de esta hembra. Por lo tanto, para prevenir posibles accidentes sería recomendable tapar con una rejilla todos los agujeros y huecos por donde pudieran escaparse.

Sería conveniente saber que muchos medicamentos que se usan para tratar las enfermedades de los peces pueden matar a los caracoles manzana y otros invertebrados. Entre ellos están el verde de malaquita y algunos antihelmínticos, y todos los que contengan cobre, como muchos alguicidas. Yo aconsejaría sacar a todos los caracoles manzana si se tiene que medicar el acuario, y posteriormente tras un par de cambios de agua y filtrado durante algunos días con carbón activo para eliminar posibles restos, devolverlos al acuario. Existen también algunos abonos para plantas con bastante contenido en cobre que no es totalmente consumido por las plantas y se acumula, pudiendo ocasionar la muerte de los caracoles.

También debemos saber que existen algunas especies de peces que comen caracoles, como la botia payaso y los peces globo; normalmente suelen depredar los caracoles jóvenes, pero pueden llegar a molestar continuamente a los caracoles adultos mordisqueando sus cuernos o golpeando su concha, como en el caso de las botias.

ALIMENTACIÓN:
El caracol manzana es omnívoro, aunque algunas especies como el Pomacea canaliculata son además ávidas devoradoras de plantas, habiéndose convertido en una verdadera plaga que devora plantaciones de arroz en Asia, donde fueron introducidos.

Afortunadamente, Pomacea bridgesii, el caracol manzana que todos conocemos, no comparte este gusto por la vegetación acuática. Prefiere alimentos blandos, algas o restos vegetales en descomposición. Los caracoles no tienen dientes tal y como nos los imaginamos, poseen una especie de lengua cubierta por varias filas de «dientes» de quitina, llamada rádula, con la que raspan los alimentos. Con ayuda de sus mandíbulas corta el alimento en pequeñas porciones antes de tragarlo.

Una parte importante de la dieta de P. brigesii la constituyen las algas, siendo por eso muy apreciado entre los acuariófilos, además de por su respeto a las plantas. Prefiere las algas marrones y verdes, que raspa de las superficies del acuario y hojas de las plantas con su rádula. No esperemos que vaya a dejar el acuario completamente limpio de algas; no es muy selectivo, pues va comiendo aquí y allá; aunque su trabajo ciertamente se nota.

El caracol manzana también se alimenta de esa especie de capa amarillenta de aspecto baboso que cubre los cristales y los objetos del acuario.

En los acuarios pequeños, con muchos caracoles (como los dedicados a su cría) podemos ver que el agua está ligeramente turbia, esto es debido a que en el intestino del caracol hay gran cantidad de microorganismos que le ayudan en la digestión, y que son expulsados con las heces. Yo he comprobado que al alimentarlos sobre todo con comida vegetal (verduras cocidas, lechuga hervida) se aumenta más la turbidez del agua causada por este hecho, debido a que necesitan más microorganismos para ayudarles a digerirlos; con comida seca comercial el agua permanece más clara.

Estos microorganismos no suponen ningún peligro para los peces, al contrario, sirven de alimento a alevines de peces pequeños. Por lo tanto, resulta de gran interés mantener alguno de estos caracoles en los acuarios de cría, además de alimentarse de los restos de comida que quedan en el fondo y limpiar los cristales de algas, proporcionarán estos infusorios para los alevines más pequeños.

Como ya hemos dicho al principio, el caracol manzana P. bridgesii es omnívoro, prefiriendo sobre todo alimentos blandos y algas. En ocasiones puede mordisquear las plantas más blandas, como la hygrophila o la ambulia, sobre todo si tienen algas, si no encuentra alimento suficiente.

Para asegurarnos un buen crecimiento del caracol, además de su dieta base de algas, debemos proporcionarle algo de alimento variado. Podemos darle larva roja de mosquito, verdura cocida (como guisantes cocidos y pelados), lechuga, acelga, papilla, espirulina y cualquier tipo de comida seca para peces (hojuelas, gránulos). Acepta todo alimento que sea lo suficientemente blando para que lo pueda mordisquear; además, también es carroñero y no desperdiciará la oportunidad de alimentarse del cadáver de un pez que haya muerto en el acuario.

Un comportamiento realmente curioso del caracol manzana, y que muchos habréis tenido la suerte de observar, es cómo capturan alimento en hojuelas que flota en la superficie. Para ello, se acercan a la superficie del agua y crean un embudo con la parte superior de su musculoso pie. Entonces, con el mismo sistema que utilizan para desplazarse por el suelo, hacen circular el agua por la parte superior de su pie en dirección descendente, de manera que van atrayendo hojuelas y las acumulan en el embudo. Cuando el caracol decide que ya ha capturado suficientes, mete su cabeza en esta especie de trampa-embudo y disfruta de la comida capturada.

He podido comprobar que los pequeños caracoles con un mes de edad ya son capaces de hacer este curioso truco instintivamente. Otro truco curioso que pueden realizar los caracoles manzana es el de desplazarse en posición invertida (con la concha apuntando al suelo) bajo la superficie del agua si está en calma. Esto se observa más en los ejemplares jóvenes, que aprovechan la tensión superficial del agua para desplazarse, buscar comida o simplemente descansar. Son realmente curiosos.

REPRODUCCIÓN:
La reproducción es otro de los aspectos más interesantes de estos curiosos moluscos. La mayoría de caracoles, acuáticos y terrestres, son hermafroditas (un individuo posee ambos sexos, aunque necesita de otro para fecundarse). Pero éste no es el caso de los caracoles manzana, en los que existen sexos separados.

Es por esto que una de las dificultades para su reproducción sea conseguir al menos un ejemplar de cada sexo, por lo tanto recomiendo que se compren varios ejemplares para aumentar las posibilidades.

En teoría resulta difícil diferenciar externamente el sexo de los caracoles, pero yo os voy a contar unos pequeños trucos que yo utilizo para identificar los míos con un gran porcentaje de aciertos.

El primero y más sencillo es observar si un caracol se sube encima de otro para copular, permaneciendo en esa posición bastante tiempo. El de arriba será el macho, y la de abajo, la hembra. Aunque esto no tiene por qué ser siempre así, pues yo he visto a un par de mis machos intentar copular con otros machos ya identificados, sobre todo cuando no hay caracoles hembras en el acuario.

El segundo método es el que yo utilizo más frecuentemente con buenos resultados, sobre todo a partir de los 2 meses; cuando son más pequeños no es tan fiable. Se trata simplemente de observar la presencia del ovario a través de la concha de las hembras. Se puede apreciar como una zona marrón que abarca casi toda la vuelta de la primera espiral. Como resultaría lógico pensar, los machos no presentarán esta zona oscura. Obviamente, este método resulta realmente difícil si los caracoles tienen la concha oscura, como los de coloración salvaje, o si ésta es gruesa o si son jóvenes, ya que el ovario aún no estará maduro.

El tercer método es el más fiable para identificar los sexos de los caracoles, especialmente si son grandes. Se trata de sacar al caracol del agua y esperar a que saque su cuerpo de la concha, intentando darse la vuelta, para poder apreciar en la parte superior derecha (del caracol) la presencia (o ausencia) del abultamiento del pene.

En los machos (lógicamente) podremos apreciar un bulto en esa zona bajo la concha, que es de donde sale el pene a la hora de la cópula. En las hembras, no veremos nada.

Puede ser bastante difícil conseguir que el caracol asome la cabeza, es cuestión de paciencia. Un pequeño truco mientras lo tenemos agarrado, es acercarlo a una superficie cuando ya ha sacado parte del cuerpo; el caracol se estira para aferrarse, y podemos aprovechar ese momento para observarlo.

No he encontrado información contrastada acerca de a qué edad son sexualmente maduros los P. bridgesii, pero yo he tenido un par de puestas de hembras a los 3 meses de edad. Los machos copulan con las hembras durante todo el año, incluso en invierno, pero éstas pueden almacenar el esperma y fecundar los huevos cuando la ocasión para la puesta sea más propicia, lo que explica que algunas hembras solas puedan poner huevos fértiles al cabo de varios meses sin presencia de otro ejemplar.

Cuando el macho encuentra a una hembra (parece ser que las localizan por su olor), se sube a su concha por detrás y se aferra a ella envolviéndola con su pie. Después introduce su pene en el orificio genital de la hembra (en la parte derecha, bajo la concha) y permanece así durante las varias horas que puede llegar a durar la cópula. Es bastante persistente, y sigue aferrado a ella incluso aunque lo saquemos del agua.

Aunque algunas especies de caracol manzana ponen sus huevos en una masa gelatinosa bajo el agua (como los Marisa y Asolene), otras entre las que se encuentra P. bridgesii desovan fuera de ella, necesitando por tanto un espacio de aire entre la superficie del agua y la tapa del acuario al menos del tamaño de la concha del caracol (unos 5-10 cm).

La hembra abandona el agua durante la noche en busca de un lugar adecuado para depositar su puesta. Generalmente prefiere las superficies lisas, como el cristal de los laterales o la tapa del acuario. Va depositando los huevos deslizándolos de uno en uno desde su cuerpo hasta el cristal y dando forma a un racimo de color blanco brillante.

Puede depositar entre 100 y 500 huevos de 2 a 3 mm, dependiendo del tamaño de la hembra, lo que le puede llevar de 1 a 3 horas. He observado que aproximadamente ponen unos dos huevos por minuto y en mi caso, la mayoría de las puestas que presencié fueron realizadas en las primeras horas de la noche.

Una vez ha terminado, se suelta y cae al agua. Si está bien alimentada y en buena forma, puede desovar otra vez a los tres o cuatro días.

Con respecto al desove de los caracoles manzana, influyen varias cosas como la temperatura, la disponibilidad de un sitio de puesta y la alimentación. El metabolismo de los caracoles se acelera con las temperaturas altas (25ºC), mientras que se muestran más inactivos a temperaturas más bajas. Por supuesto, si la hembra no encuentra un sitio adecuado donde desovar, no lo hará o quizás lo haga bajo el agua, ahogándose los huevos.

Se podría pensar que la temperatura es el factor con mayor influencia en el desove de los caracoles manzana, pero he podido comprobar mediante algunos experimentos que la alimentación ocupa un lugar más importante.

He conseguido provocar varias puestas en invierno con el agua a 20ºC simplemente dándoles una ración extra de alimento en hojuelas o larvas de mosquito. Repito el proceso durante dos-tres días, ofreciéndoles alimento en abundancia; y en el 80% de las ocasiones obtuve una puesta. Uno de esos ejemplos es el de la foto anterior de la hembra grande.

Normalmente la puesta la realizan en los vidrios laterales del acuario o en una esquina de la tapa. Lo ideal sería dejar los huevos donde están, pues mamá caracol es muy sabia y ha escogido ese sitio por su adecuada humedad para el desarrollo de sus huevos.

Pero de noche, el acuario es muy diferente a como es de día, y la hembra quizás haya puesto su racimo de huevos justo bajo la pantalla de fluorescentes, que con el calor excesivo que produce, podría echar a perder la puesta.

Es en este caso cuando nos podemos plantear cuidar del racimo de huevos en un lugar aparte, así además nos aseguramos una mayor supervivencia de los pequeños caracoles hasta que sean un poco más grandes.

Los huevos recién puestos son blandos y de color blanco, que va cambiando a un color rosado a medida que se seca y endurece su capa calcárea protectora. Debemos esperar a que el racimo esté endurecido para poder moverlo, de lo contrario dañaríamos muchos huevos. Yo aconsejaría esperar por lo menos un día antes de despegarlo, y si está bajo la pantalla, evitaremos en lo posible encenderla durante ese día. Después podemos cogerlo simplemente con los dedos y hacer una leve presión para despegarlo (mojar la base del racimo puede ayudarnos).

Existen muchos métodos de cría artificial, la mayoría con buenos resultados. Simplemente deberemos tener en cuenta que los huevos necesitan un alto grado de humedad, pero no pueden estar bajo el agua. Y que su desarrollo se acelera con las altas temperaturas (25-27ºC). Podemos colocar los racimos en un pequeño taper o recipiente bajo con agua y sobre un trozo de perlón, para que tengan humedad, si la temperatura ambiental es alta. Si no, podemos colocar este recipiente flotando en una esquina del acuario, para que se mantenga a temperatura constante. Conviene de vez en cuando humedecer un poco los huevos con agua.

Los caracolitos eclosionarán entre 1 y 4 semanas dependiendo de la temperatura (a 27ºC tardan cerca de 2 semanas), pero para que puedan romper el huevo éste debe estar húmedo, de lo contrario los pequeños no podrán salir. Aconsejo observar los racimos atentamente a partir de las dos semanas, para ver los puntitos amarillos (que son los pequeños caracoles) en el interior de los huevos, e incluso romperlos delicadamente con ayuda de un palillo o sacudir el racimo bajo el agua para ayudar a salir a las crías, en caso de que el racimo se hubiera endurecido demasiado.

No siempre eclosionarán todos los huevos. Yo me he encontrado casos en los que la mayoría de los huevos del racimo no estaban fecundados, y otros que se secan o se deshidratan. Los huevos no fértiles se quedan de color rosado, y si pasadas cuatro semanas los rompemos, observaremos en su interior una especie de gelatina viscosa, que puede tener mal olor. En general, las segundas puestas de las hembras suelen tener mayor éxito que las primeras, sobre todo si son jóvenes.

Los pequeños caracoles recién nacidos son apenas una bolita de 1,5 mm de longitud, pero ya están preparados para valerse por sí solos. Si hemos dejado la puesta en el acuario, ellos romperán el huevo y caerán al agua, empezando a alimentarse de algas y la capa babosa que recubre los cristales. Si el racimo está demasiado duro, podemos remojarlo en agua o romperlo para ayudar a salir a las crías. Es importante que puedan conseguir comida sin recorrer demasiada distancia, además, necesitan respirar aire, así que tenderán a quedarse cerca de la superficie.

Tenemos que tener cuidado en no sifonearlos o aplastarlos al limpiar los cristales. Ellos solos crecerán, ya que tienen alimento disponible cuando quieran y los más fuertes sobrevivirán y serán claramente apreciables en un par de semanas.

Si los preferimos criar aparte, podemos mantenerlos en un recipiente con dos dedos de agua, no es necesario más hasta que no crezcan un poquito. Los pequeños no necesitan un alimento especial, comen exactamente lo mismo que los adultos; lo único que procuraremos será que esté lo suficientemente pulverizado para que puedan comerlo.

Yo los he mantenido en pequeños recipientes de plástico, proporcionándoles verdura como guisantes cocidos finalmente pulverizados, papilla, espirulina y hojuelas para peces finamente trituradas.

Un cambio de agua diario es recomendable. Según van creciendo, se les cambia a un recipiente más grande, no necesitan un gran espacio mientras tengan buena calidad de agua. Después, cuando miden 1 cm los paso a un acuario de cría con filtro interno, donde completan su crecimiento. El acuario que veís en la foto tenía unos 150 caracoles de 2 cm, y aún había unas cuantas decenas más en varios táperes.

Algo importante a tener en cuenta cuando se tiene una gran cantidad de caracoles manzana juntos en el mismo acuario, es que necesitarán mayor aporte de carbonatos y calcio en el agua para formar sus conchas. Como donde yo vivo, el agua es muy blanda, suelo poner algunos bloques de calcio para tortugas con el fin de favorecer el buen crecimiento de las conchas.
Con buena alimentación y un adecuado aporte de vegetales, crecen realmente rápido, esto se nota especialmente cuando las puestas se llevan entre sí una semana; los pequeños caracoles doblan su tamaño rápidamente; en tres meses pueden medir ya 3 cm.

Y todo ello para convertirse en unos grandes y hermosos habitantes de nuestro acuario; que sin duda despertarán admiración y curiosidad entre los que observen nuestro acuario. Este enorme caracol dorado no pasa desapercibido entre las visitas.

Por último, quisiera dedicarle la última foto a mi querido gran caracol macho, el primero que tuve y con el que descubrí este interesante mundo sobre los caracoles manzana. Este enorme ejemplar, del tamaño de una manzana pequeña, vivió nada menos que hasta los casi 4 años de edad; todo un récord para esta especie.

Y un día finalmente, se encerró en su concha para nunca más salir; pero la historia tiene un final feliz, dos meses antes de morir tuvo descendencia con una hembra, y algunas de sus pequeñas crías (y sus nietos) aún están conmigo, e incluso por varios acuarios de toda España.

Espero que esto os haya servido para conocer mejor a este interesante animalito y os ayude a cuidarlo mejor. Quizás no sea tan conocido como cualquier pez, pero sin duda puede llegar a ser muy interesante.

Que disfrutéis de su compañía.

Agradecimientos:
Quiero expresar mi agradecimiento a Eduardo Díaz (edu_dl) por las fotografías de los P. canaliculata y las variedades castaña, azul e ivory, siendo una de las pocas personas que se dedica a criarlos en España. También a Juan Manuel Fernández (juanma_fc) por su foto del caracol con la concha dañada, y a Andrés Roca (a3n) por las imágenes del caracol con el sifón extendido y la hembra haciendo su puesta.

Bibliografía:
– Alderson, E. G. 1925. Studies in Ampullaria. Cambridge, England.

Sitios de interés:
http://www.applesnail.net
http://caracolesmanzana.webcindario.com

Elena C. «Gaua»,Vizcaya, España.

3 respuestas a «el caracol manzana»

  1. Laberda mis caracoles manzanos ya nasieron estan por todos lado y seben jenial son barios y los dis mas grande osea los papás otra bes se estan rreprodusiendo.uyyyy y ha ora que boy aser con todos ????

  2. Los caracolitos están eclosionanado,no veo todavía mas que 7 u 8 de ellos que han salido,debo esperar que sigan saliendo,y una vez que salen,ya que tengo el racimo sobre una esponja embebida en agua,en 1 recipiente plástico con 2 cm de agua,debo ubicarlo en agua directamente a los que han salido,o dejarlos en la esponja?cómo los muevo?
    Gracias.

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